Infancia, Viernes Santo y Tradiciones 2025
Infancia,
Viernes Santo y Tradiciones
No hay
virtud más importante que criar a un niño con amor y firmeza,
será el adulto estable del mañana, y su bienestar es la clave
para construir un futuro
más justo y compasivo.
María Carmen Ossa
En estos días de amor fraterno quiero invitar a la reflexión
a quienes me lean; con estas palabras y hechos que paso a narrar en el próximo párrafo
y líneas. Todos y quiero decir todos, tenemos un papel fundamental por
desempeñar en la vida de los más pequeños. me refiero a partir de una edad en la
que su formación empieza a marcarles la vida para su generación futura.
Para mí, criar a un niño con amor significa ofrecerle un entorno seguro donde pueda explorar, aprender y crecer. He sido muy crítica con la forma en la que me educaron cada vez que he realizado una introspección hacia mi misma, también puedo decir que no es fácil educar, ya que dependerá también de la personalidad del cada niño y no se puede educar a todos/ as por igual, pues no todos tenemos las mismas sensibilidades.
Crear un niño con firmeza le pueda dar o proporcionar
a ese niño los límites necesarios que le permitirán entender las consecuencias
de sus acciones y desarrollar un sentido de responsabilidad en el futuro.
Hoy no son los años setenta, ochenta, los años en que
me criaron, en que te reprimían o te castigaban por contestar, incluso en
alguna ocasión, recuerdo ser castigada, sin paga y sin salir, no quiero entrar
en profundidad en esto.
Si
combinamos estos dos elementos el amor
y la firmeza, no solo estaremos
educando a un individuo más equilibrado, sino que también estaremos plantando
las semillas para una sociedad más empática y equitativa. Cada niño criado con
estos valores será un faro de esperanza,
un líder que actuará con integridad y un ciudadano comprometido que trabajará
por el bien común.
Hace muchos
años vi una película que me hizo llorar, cerca de mí tuve que hacerme con una caja
de pañuelos tisú. Cadena de Favores es
la película que estaba viendo creo que casi por azar, luego conocí, que estaba
basado en hechos reales, al día siguiente me pasó algo inusual; en ese momento,
sentí si alguien me estuviera poniendo a prueba desde el más allá, tal vez
Dios, Alá, no sé.
Estaba en la
estación de tren de Torrijos era muy temprano tal vez no eran más de las 10 de
la mañana. En la estación apenas estábamos dos o tres personas, recuerdo que
era sábado, porque me contaba la señora que allí conocí que su hijo había ido
de caza con unos amigos después de dejarla en la estación y que estaba insistiéndole,
pero no le cogía el móvil.
La señora estaba
muy bien vestida y arreglada, pero muy nerviosa, no recuerdo los detalles, me
contó lo que le había pasado la noche anterior que sus nietos en el cortijo donde
fue a verles y estuvo unos días, parece que la tarde antes mientras jugaban también
jugaron con su bolso le cogieron de la cartera el dinero que llevaba y le sacaron
el poco dinero en efectivo que tenía, y que no podía coger el tren que tenía
que ir a Toledo. Trate de resolver el problema que tenía entre manos, me
insistió en cómo podía devolverme el favor, y lo único que se me ocurrió
decirle fue: que, si en el futuro se encontraba con una persona en apuros, que
siguiera la cadena.
Ella era la
viuda de un escritor reconocido, pero no recuerdo su nombre, su hija era
abogada en Madrid y en alguna ocasión me llamo para agradecerme. Con el tiempo
como suele suceder, perdí la agenda y muchos contactos.
Empecé a
creer firmemente en esa cadena de favores,
para mí se convirtió en un recordatorio poderoso de que cada pequeño gesto de
amor y cada lección de firmeza tienen el potencial de transformar el mundo.
Así, nuestro
esfuerzo conjunto puede dar lugar a un mañana donde la justicia y la compasión
sean los pilares sobre los cuales podamos construir una comunidad global
empática y con valores.
Que puedo
decir del Viernes Santo de hoy y de cualquiera venidera, no soy de palcos ni de
seguir las procesiones; si las he seguido en alguna ocasión por televisión. En
una ocasión en Sevilla hace algún año, y me impactó sobre todo sus marchas musicales,
la música cofrade verdaderamente impresiona, emociona y mucho; las trompetas
que decir cuando lloran. Debo de tener todavía algún archivo con música que mi
sobrina sevillana me descargo; a mí me han sacado lágrimas de emoción no puedo
decir más.
Creo que
hasta el menos creyente se siente conmovido en estos días en las calles. El
decoro, el protocolo de la Semana y toda la tradición arraigada en siglos no te
dejan indiferente. Este año, lo he visto desde mi balcón dos ratos o tres he
salido y tiene una belleza espectacular y una magia única y emociona
rotundamente.
Para acabar
quiero decir que la educación se erige como el faro que guía las nuevas
generaciones, sembrando en la infancia los valores que florecerán en su corazón.
Cada tradición que compartimos se convierte en un legado, un hilo dorado que
teje la historia de cualquiera de nuestras comunidades, sea celebrando el
cristianismo, el ramadán o cualquiera que sea en cualquier país y cultura del
mundo.
Los valores
que inculcamos en la infancia serán las raíces que darán fortaleza ante
cualquier adversidad futura
Con Amor y dedicación,
cultivamos también su espíritu, y así ellos se convertirán como he dicho antes
en faros de esperanza y resiliencia, capaces de iluminar cualquier oscuridad
que les sobrevenga en su adultez.
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